Recientemente se ha conocido la existencia de unos diez mil documentos que hablan de la persecución contra los cristianos en Japón entre los años 1603 y 1867 con numerosos mártires. Personal del Vaticano, junto con otras instituciones japonesas, viene trabajando en la catalogación de dichos documentos. Y también recientemente el Papa Francisco se hizo eco de aquella persecución, poniendo como ejemplo ante el mundo cristiano actual a dicha comunidad cristiana, aislada y despojada de sus pastores. En esta ocasión (15.01.2014) decía el papa: «Es ejemplar la historia de la comunidad cristiana en Japón. Escuchen bien: sufrió una dura persecución a principios del siglo XVII. Hubo numerosos mártires, los miembros del clero fueron expulsados y miles de fieles fueron asesinados. En Japón no había ningún sacerdote, todos fueron expulsados. Entonces la comunidad se retiró en la clandestinidad, conservando la fe y la oración a escondidas, y cuando nacía un niño, el papá y la mamá lo bautizaban, porque todos nosotros nos podemos bautizar. Cuando, después de casi dos siglos y medio, volvieron los misioneros a Japón, miles de cristianos salieron a la luz y la Iglesia pudo volver a florecer. ¡Habían sobrevivido con la gracia de su Bautismo! Pero, esto es grande, ¿eh? El Pueblo de Dios conserva la fe y sigue adelante. Habían mantenido, aunque en secreto, un fuerte espíritu comunitario, porque el Bautismo los había convertido en un solo cuerpo en Cristo; estaban aislados y escondidos, pero eran miembros del Pueblo de Dios, de la Iglesia. ¡Podemos aprender mucho de esta historia!».
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